Sentinel del Norte, la isla prohibida
En el océano Índico, dentro del archipiélago de las islas Andamán, la pequeña isla de Sentinel del Norte había pasado totalmente desapercibido para las grandes masas hasta hace unos meses, cuando una noticia conmocionó al mundo. Un joven misionero, que en contra de los avisos de todos había decidido llegar a la isla para evangelizarla, murió a manos de la tribu que allí habita, y que sigue sin tener contacto con la “civilización”. La muerte del misionera norteamericano volvió a traer a la palestra el debate sobre la necesidad de civilizar a ciertas comunidades, o permitir que sigan viviendo según sus costumbres.
El ser humano ha llegado a todos y cada uno de los rincones del planeta, y se podría decir que hoy, en pleno 2019, ya no hay un solo lugar al que la civilización no haya arribado. Sin embargo, todavía quedan unos cuantos reductos, lugares ocultos en las selvas o islas muy pequeños en medio de los mares, donde las tribus autóctonas viven según sus propias reglas, manteniendo su cultura y su civilización, alejadas del avance del resto del mundo. Eso es justo lo que ocurre con Sentinel del Norte, esta pequeña isla que se ha convertido en portada de muchos periódicos por un suceso luctuoso que seguramente jamás debía haberse producido.
¿Cómo es esta isla?
Entre el Golfo de Bengala y el Mar de Burma, en el océano índico y a muchos kilómetros del continente asiático, el archipiélago de las islas Andaman se erige como uno de los pocos resquicios de civilización en este lugar. Alejada en su parte izquierda está Sentinel del Norte con una pequeña extensión de poco más de 70 kilómetros cuadrados, en los que viven unas doscientas personas. Los datos sobre población son estimados, ya que no se tienen registros de los mismos, porque en Sentinel del Norte, la tribu autóctona no quiere tener ningún tipo de relación con la civilización, ni con nadie que provenga de ella.
De hecho, solo se conoce cómo es la isla por los vuelos de helicópteros realizados en los últimos años. Se sabe que los sentinelenses viven en una sola comunidad, y que su avance en cuanto a tecnología es bastante precario, ya que cada vez que uno de los helicópteros se acercaba demasiado a la isla, los habitantes trataban de repelerlo con flechas. Se piensa que estos habitantes consiguieron sobrevivir en buen número al devastador tsunami de 2004, que se llevó por delante la vida de muchas persona en esa zona de Asia.
Cómo son y cómo viven sus habitantes
En la década de los noventa, el antropólogo Trilok Nath Pandit consiguió, no sin mucho esfuerzo y corriendo un riesgo grandísimo, contactar con la tribu autóctona de la isla. Gracias a este experto podemos conocer hoy mucho mejor a los sentinelenses, dando por seguro que su cultural no habrá avanzando demasiado en estas últimas décadas. Son un pueblo aborigen como tantos otros del Índico o el Pacífico, con sus costumbres arraigadas y su propia forma de entender el mundo, que en su caso, se reduce a lo que ocupa su isla.
Según el antropólogo, estos isleños no son violentos per se, y mucho menos entre ellos, pero sí que responden ante cualquier cosa que pueda suponer una amenaza para ellos. En 2005 mataron a un pescador que dormía en las proximidades de la isla. Y hace tan solo unos meses, el joven John Allen Chau murió atravesado por varias flechas, al intentar entrar en contacto con los lugareños, que tras asesinarle enterraron su cadáver en la playa. Parece que cualquier gesto por parte de la “civilización” es visto como una amenaza por este tributo y por tanto, repelido.
John Allen Chau, el misionero americano asesinado por estos aborígenes
Originario de Alabama, en el sur de Estados Unidos, John Allen Chau siempre mostró una gran convicción en la fe, lo que le llevo a convertirse en voluntario en diferentes misiones evangelizadoras. Así fue como llegó al sur de Asia, con la idea de alcanzar determinadas islas donde vivían tribus alejadas de la civilización. Cuando India levantó el veto para visitar determinadas islas que hasta ese momento estaban prohibidas, Chau se interesó especialmente por Sentinel del Norte. Así viajó hasta el archipiélago de Andamán y de ahí, al pequeño islote.
Acompañado de unos pescadores que conocían bien el terreno, Chau llegó hasta la orilla de la isla. Su misión era evangelizar a aquella comunidad que se mantenía al margen, pero su final fue trágico. Nada más llegar a la playa y entrar en contacto con los aborígenes, estos le atacaron con sus flechas, matándolo en el acto y dejando su cadáver en la arena. Los pescadores fueron testigos del suceso y avisaron a las autoridades. La noticia corrió como la pólvora y desató numerosos comentarios, pero al final, el cuerpo del joven todavía no ha podido ser recuperado.
El futuro de la tribu tras la muerte del misionero
Tras el trágico suceso, ahora las autoridades se plantean la mejor fórmula para recuperar el cuerpo del misionero, ya que no han podido acercarse a menos de 400 metros del mismo, por la actitud beligerante de los isleños. El antropólogo que mantuvo contacto con ellos aclara que lo mejor es dejar pasar la historia, porque de lo contrario podría producirse un cisma demasiado intenso en la comunidad aborigen. Entrar en contacto con la civilización sin haberlo deseado puede no ser la mejor idea del mundo. Lamenta la muerte del joven, pero afirma que lo que hizo fue una temeridad.
La tribu de Sentinel del norte, hasta este momento aislada por completo y olvidada por todos, es ahora motivo de preocupación por parte de muchos. Sin embargo, las autoridades indias parecen querer quedarse al margen de cualquier tipo de ataque a esta tribu, por todo lo que podría suponer para esa pequeña población. Es posible que la tribu siga manteniéndose así, por su cuenta, durante muchos años más, o que decidan que es hora de dar el paso para abrirse al mundo.