Categoría: Curiosidades

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Cuánto puede ganar una prostituta

Hay debates que en los últimos años se han vuelto mucho más encarnizados. Tal vez por el cambio que se viene dando en la sociedad, en diferentes temas, que son trasversales y acaban afectando a casi cada parcela de nuestra realidad. Tal vez por la forma en la que se dan, alistándose cada cual en un extremo, sin opciones a los grises o posiciones intermedias. Dentro del feminismo, por ejemplo, que está teniendo mucho auge en estos tiempos recientes, existen también debates internos que plantean disyuntivas muy complejas. Por ejemplo, el tema de la prostitución como símbolo de la objetivización sexual de la mujer o como muestra del empoderamiento. ¿Si una mujer puede hacer lo que quiera con su cuerpo, no sería lógico que se la permitiera entregarse al sexo para ganarse la vida? Las discusiones se llenan de tabúes y barreras morales, algo que termina afectando también al propio debate.

La prostitución es hoy por hoy un gran problema, en la manera en la que ha llegado a nuestros días, como una herramienta de algunos grupos para sacar mucho dinero explotando sexualmente a las mujeres. Ellas no suelen tener el poder de decisión a la hora de implicarse en sus servicios con tal o cual cliente. Simplemente viven en burdeles o en casas, hacinadas y bajo el yugo del proxeneta, esperando al siguiente hombre que quiera tener sexo con ellas. Pero esa imagen de la prostituta marcada, que es real y por supuesto está muy expandida, no es la única. También hay escorts que han decidido, por propia voluntad, involucrarse en un negocio que resulta indudablemente lucrativo. Cuando una mujer tiene la potestad de ofrecer sus servicios sexuales o de acompañamiento, por su propia cuenta, puede llegar a ganar mucho dinero. Y seamos francos, en el mundo en el que vivimos, esto marca una diferencia abismal con otros trabajos. La ética de “todo por el dinero” se viene abajo cuando tenemos que levantarnos cada día antes del amanecer para ir a un trabajo que odiamos, y todo para llegar a fin de mes con el agua al cuello. Las prostitutas que van por libre, en cambio, tienen acceso a muchos más ingresos, y eso es un punto definitivo para que muchas se unan.

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Maya Angelou, de la prostitución a la poesía

Hay una obsesión en esta etapa de nuestra historia por ser diferentes al resto. Por aprovechar cada segundo de la vida como si fuera el último y hacer que cada día sea diferente, único, inolvidable. Una paradoja que se demuestra imposible en el mismo instante en el que lo intentamos de verdad. Incluso para las vidas más aventureras, los días siempre terminan siendo parecidos. La vida es corta y hay que aprovecharla, pero cada año tiene 365 días. Eso significa que, de media, vamos a vivir en torno a 30.000 días a lo largo de nuestra existencia. Es imposible que al final esas jornadas no terminen pareciéndose, y de hecho, es casi recomendable tener cierta rutina. Buscar la diversidad en nuestro día a día es muy positivo, pero no a toda costa. El querer destacarnos de los demás nos permitirá profundizar en nosotros mismos, pero tampoco debemos hacerlo a cualquier precio.

De hecho, lo más probable es que las vidas más intensas y destacadas lo hayan sido por pura necesidad, no por un deseo intrínseco de buscar esa existencia plena. Cuando alguien pasa por un montón de trabajos, viaja mucho y cambia constantemente de lugar de residencia hay una historia muchas veces compleja detrás. Es el caso de Maya Angelou, una celebridad afroamericana nacida hace casi un siglo en St Louis, que se convirtió en todo un icono de la cultura norteamericana en la segunda mitad del siglo XX. Y lo hizo sobreponiéndose a todo tipo de adversidades, luchando por demostrar su talento y su valía en un mundo en el que una mujer negra no era tenida en cuenta. Maya abrió muchos caminos para todas las que llegaron después, como la propia Oprah Winfrey ha reconocido en numerosas ocasiones. Se convirtió en reportera, poetisa y activista por los derechos humanos, pero también fue cocinera, bailarina, cantante e incluso prostituta. Angelou llevó con orgullo todos aquellos oficios hasta el día de su muerte, en 2014. Su legado continúa siendo recordado a día de hoy no solo por todo lo que ha influido en la cultura moderna, sino también por la valentía que siempre demostró al tratar todo tipo de temas con la verdad por delante.

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Rameras, escorts y otros nombres para las prostitutas

A finales del año 2017, la palabra postureo pasó a formar parte, oficialmente, del idioma español, al entrar en el Diccionario de la Real Academia Española de la Lengua. Un lenguaje hablado por millones de personas en todo el mundo, con diferentes versiones, casi por cada país o por cada región en la que se utiliza, y que sigue evolucionando. Porque a pesar de lo que muchos piensan, el lenguaje no está escrito en piedra, sino que es un ente vivo y mutable que se adapta a los tiempos. De hecho, el ejemplo de la palabra postureo viene como anillo al dedo para explicar este avance. Esa palabra, tan utilizada en la última década, se erige como una necesidad para nuestro lenguaje en unos tiempos donde la apariencia es más importante que nunca. El postureo se ha multiplicado, y este nombre ha conseguido canalizar todas esas opiniones al respecto de las personas que solo lucen en apariencia y de forma impostada.

Podíamos definir lo que era el postureo antes de contar con este término, pero gracias a él, nuestra visión de la realidad se ha vuelto mucho más clara y concreta. Y es que cuando algo no se puede nombrar como tal es como si no existiera. Si necesitamos una frase entera para definir una acción, pero no tenemos un verbo con la que llamarla, nos encargaremos de dar solución a ese problema. Ha ocurrido con este término y seguirá ocurriendo con otros muchos, como viene pasando, de forma natural, a lo largo de la historia. Por pura necesidad, por precaución, por la intención de ser más concretos o tal vez más difusos con nuestro lenguaje… La lengua es un arma muy  poderosa que puede cambiar nuestra percepción del mundo por completo, y una muestra perfecta la tenemos en los eufemismos, que son vocablos utilizados para evitar ciertas palabras tabú. Desde las típicas frases para ir al baño hasta los nuevos términos que están intentando volver al lenguaje más políticamente correcto. Para algunos, una manipulación muy rastrera. Para otros, simple evolución, como lleva ocurriendo con la palabra prostituta y sus sinónimos desde hace siglos.